Continuamos en un mismo nuestro tiempo
desde el inicio de nuestro ya casi siempre
sin mirar un atrás que avanza incesante
diluidos el uno en el otro tan diferentes.
Al amparo de un vigilado orden cotidiano
explorando paraísos y junglas de andar por casa
con la bruñida coraza de amaestrar pasiones
prudentes , perplejos , inquietos en nuestro rompeolas.
Resituándo en su lugar la conciencia del miedo
ese que asalta las miradas y duele en su reflejo
asumiendo sin más tanto natural esfuerzo doméstico
calibrando amenazas , renovando asombros
equilibrando renuncias , domesticando anhelos.
Construyendo día a día espacios donde querernos
continuamos a nuestro mutuo amparo contra la intemperie
de fuera nos llega la bravura del mar salpicándonos de renuncias
y temporales trayendo en sus mareas desconciertos y dudas
es la espuma dorada del latir de la vida más allá del nosotros.
Aquí seguimos, juntos en brisas y galernas,
mirando como rompen los días....
Para las olas no importa el tiempo,
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