Emergieron de un mar asombrado
nostalgias calizas de fondos marinos
conchas bajo la arena de los caminos
disecados náufragos de un mar desterrado.
Corales sobre el polvo desolados, erizos desarmados
caracolas donde nadie busca ya olas encerradas
algas empapadas de luz sobre piedras calcinadas
marinos caprichos en tierra, minerales desalmados.
Proas de roca surcan tus selvas sobre celeste océano que entre nubes se suspende
un impulso desmedido de tempestad de peñas, puertos y riscos elevando
en brisas entreveradas de aromas de pino, bojes y aliagas la tierra alentando
eres oleaje altivo de espumas de musgo bajo este sol al que el tiempo se tiende.
Puertos de tasca donde tintinean mástiles de esquilas con la calma de silencio delatado
pirineo anegado y marino, montaraces habaneras a orillas de amargos mares contenidos
los tus corazones que desde lejos te sueñan de nuevo en esta alta mar se vieran acogidos
mar antiguo duro y bello, en silencio por la furia de las despedidas azotado.
Aguas rotas contra el cauce, caminos verdes, blancas heridas
a la esperanza del llano por fozes y por barrancos bajan ateridas
ya tras mil planos de repletos quebrados horizontes se acuestan dormidas
aguas del pirineo ya mediterráneo profundo, aprendices de mar extrañadas.
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