Apenas me queda un rumor
mecánico
de horas marchitas,
un
eco de cansado jadeo desde
la
profunda huella de mis días,
el
paisaje acartonado adonde,
a
veces, mis sueños de pijama
cotidiano
retornan…
sólo
una sombra abierta que en mi
alma
infringió mi dócil ofrenda
de
tantos Junios arrebatados me queda.
Responso
sin duelo por aquel que fui
en
aquellas ya romas horas menguantes,
horas
de aquellos mis 18 años abiertos en canal
sobre
la mesa de la diminuta oficina a presión…
dos
mesas , dos realidades , dos a su cruel pesar,
ahogados
los espacios en humo de prepotencia…
amanecer
de cantos de sirena y atardeceres urbanos
ultrajados
del blanco de los fluorescentes.
Allí
por un futuro pactado fui archivando, diligente,
uno
a uno mis días, apenas me queda un rumor…
Algo
o mucho aprendí, olvidé, gané, perdí…
y
aunque nada de aquello importa ya ni a la
nostalgia
ni al rencor hoy convoco a los náufragos
de
entonces para verme ahora en mi juventud
reflejado…saliendo
a la vida entre estruendo de
prensas
y letras a 90 días que nadie conserva
para,
de lo que de allí queda, rescatar la luz
de
mi ingenua mirada…
Ni
la estela de polvo que deja el paso del tiempo,
ni
el cierzo que azota el alma en los inmensos
paisajes
esteparios, consiguieron esa mirada apagar…
reducto
castigado de mis días, en el asedio del
hastío
bandera
de terco tremolar…luz de mis días por llegar.
Hoy
te salvo amigo de mi misma carne de entonces,
te
tomo con mis brazos esos tus mismos de entonces,
con
la ingenuidad de tu entusiasmo como entonces.
Mi
dieciocho añero desconcertado, coge hoy tu mano
que
te tiendo desde lo insospechado de tus días.
Porque
todavía es entonces,
te
traigo a mi mirada de siempre
para
que tomen, hoy como entonces,
de
ella su luz. Vuestra es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario