Quisiera darte un nuevo porvenir incierto
ofrecerte todos los amaneceres por llegar
devolverte la fuerza de tu primer paisaje
renovar el brazo que forjó libre tu destino
que sacies tus renuncias y pasiones aturdidas
quisiera silenciar el mensaje de tus espejos
y que nada inquiete la debilidad de tu mirada .
Reconozco tu vigor en el titubeo de sus pasos
en la torpeza de tus manos el trabajo bien hecho
en tus ojos cansados el brillo de mil horizontes
en tus palabras tan tuyas tu amor por el aire escrito
la vida te habita con otra furia a la de entonces
pero es la misma de tu primer impreciso instante
desde entonces asida de tu mano por miedo a perderte.
Con la ternura del niño que permanece en ti
juegas a miedos y a felices inconsciencias
siempre para ganar tu dignidad sin protocolos
recorres alborotado los corredores del recuerdo
te detienes en las estancias del amor que nos salva
maldices con sorna tu vejez y sigues la luz de tu camino
de largas noches en busca de sus días donde siempre renacer.
Tu cuerpo ajado por la sana costumbre del vivir
soporta firme el orgullo de tus ya amplias camisas
yo no quiero ver vacíos, apenas quizá alguna ausencia
veo la sencillez que me llamó a este mundo de vidas
a aprender el orden de las cosas y a transformar realidades
y allí donde el tiempo te acusa del privilegio de tus días
me acojo en tu mano donde palpita el insondable misterio de la vida.
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