Hoy he visto a mi vecina de cuando niños,
dudando le he preguntado si era la Pili,
si continuábamos siendo nosotros todavía,
qué era de unos y otros tras cuarenta y
tantos años sin sabernos.
Desconcertada me ha mirado a través de tiempo,
ha dicho mi nombre , que me reconocía por los
ojos,
me ha encontrado muy guapo contra todo
pronóstico,
ha preguntado por mis padres y por mi pinocho
de goma.
He desempolvado , mientras me hablaba , tardes
de sol,
sus colmillos tiernamente descolocados , sus trenzas
y lazos,
sus piernas delgadas al aire de inocencias de
braga calada,
y me he visto aquel de entonces y era yo
mismo hasta hoy.
Recuperados para la infancia nos hemos aprendido de nuevo,
hemos salvado nuestra memoria de niños de
nuevo al fin,
reconocido en nuestras manos de ahora
aquellas de entonces,
recogido del tiempo nuestra verdad de cariño
y juegos arrebatada.
En nuestra mirada templada, esperando el
turno en la carnicería,
nos hemos jurado, sin decirlo, seguir siendo
emoción compartida,
nuestras madres tendiendo sus banderas lo
cantaron al aire con su luz
en balcones engalanados, barrio para el encuentro de puertas sin almidón.
Retomamos lo aprendido jugando en dunas
dorada de arena de obra,
la libertad que éramos, como gacelas jóvenes ante
un futuro al acecho…
nos hemos
dicho adiós, el hasta mañana de entonces, un poco más felices…
como tras leer un buen poema.
Después cada uno a su casa, al orden
cotidiano de su pan con chocolate.
Hemos desembalado de los cartones del tiempo un seguir siendo niños…sin tiempo que perder, resistiendo, niños de
barrio, hasta el fin.
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