3/10/24

SOBREPUERTO -Soledad no es abandono-









Esculpieron tu  asombrado gesto con su orden de piedra ancestral

montañeses de tasca y piel por igual, tierra y brazos de igual a igual,

eras lugar de lugares, cada uno un titán granando el pan azul de tus días…

 

 Sobrepuerto, nabata contra corriente entre crestas anunciando amanecidas,

soñando alcanzar tu costa dorada con batanes, molinos y rondas aguerridas,

nada de la vida te era ajeno… mejorar lo recibido, olvidar parte de lo aprendido,

y transmitir lo comprendido a los ángeles que a tu amparo se fueron posando…

en el valor de maestras de pechos de nido, en caderas maternas de Casas abiertas,

en el alda altiva con primor mil veces remendada de tus laderas y solanas.

 

Sobrepuerto, piedra dispuesta por tus manos para amparo en los caminos,

contener bancales bajo el pulso del tiempo con sus nubes y sus días,

esponjarse en tosca empapada de palabra y humo de un mismo fuego,

extenderse rendida a tus pies en eras y salas bajo trillos y alegrías,

y escamar tus tejado temerosos y enamorados del vértigo del mirar del cielo…

 

Domesticaste una pizca de mundo, diminuta e inmensa,  para un porvenir compartido,

y fuiste castillo inexpugnable de puertos abiertos y linajes de andar por casa,

orgullo interminable de cabañeras hacia el tenaz atardecer del llano,

y todo en ti tubo su nombre en la gran pila caliza donde todo lo nombrado existe,

y los días y las noches fueron trayendo sus esencias de musgo y de piedras calcinadas…

 

Sobrepuerto, manos de enebro conquistando su amparo tras sus rompeolas

donde baten oleajes de fieros horizontes…


Aprendiste tu soledad en el silencio de los primeros abrazos exprimiendo ausencias,

comprendiste el desconcierto tras el aullar del canto de las sirenas fabriles,  

y desamparado por el veredicto de las corbatas susurrando brillantes porvenires 

vaciaste tu coraje sobre todo lo que eras y marchaste en mil maletas sin mirar atrás…

la montaña ,en tus ojos , rendía altiva su derrota clandestina y cruel.

 

Marcharon dejando su estela, fugaz o tenaz,  de esperanza y dolor en pañuelos al viento…

 o consolando sus ojos en tus puertos tan ajenos a la mar .  

 

Y en el nuevo paisaje de la natural ambición aceptaron su pena, trabajos  y recompensas …
pero nunca olvidaron porque amaron,

y desde allí donde ahora son el nuevo orden construido de sus días

muchos en silencio te habitan...

paisaje que clama su silencio de esquilas,

vivo en corazones dispersos crecidos por acogerte…

país donde hoy nos recreamos soñándote como cuando cogíamos, allí tan arriba,

tus estrellas con la mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario