Química lírica del carburo. Elementos.
Agua.
Alto Gállego, agua joven apartada de tu cauce por
encofrados caminos, cautelosa por mano extraña te dejas llevar sin saber apenas
que dejas de ser río. Agua del Pirineo, mil vidas, distraída de tu destino de batir de olas y
alas rosas para ser colosal fuerza desplomada sobre la Central de Carcavilla.
Entraña blanca bramando tu mecánico brío en sedientas
caracolas, estremeciendo turbinas generando bravas corrientes por cable… atrás dejas ya tu energía transformada y compartida
para volver, azorada, a ser agua descendiendo hacia derrumbados horizontes
marinos.
Muy dentro de tu física de infinitas formas, tres estados, los sabios a gritos gimieron, fue una noche de luna plena, que se hallaba en ti el germen de toda vida. En la más íntima esencia de tu más diminuta gota desvelaron, es de creer, tus secretas vinculaciones y reacciones… Resultó que la mágica estructura de lo que vive, también por lo tanto de nuestros anhelos, se apoya en un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno unidos a él. Abreviaron tu composición, que no tus nombres, según la tabla de elementos químicos como H2O. Nadie dijo tanto en tan poco.
Escalete, esqueleto náufrago de calizas nostalgias de un
mar desterrado hoy sólo en paneles de curiosidades geológicas recordado. Mineral
elevado, esculpido, camuflado legado, reposo eterno de corales y caracolas
decantando en tropicales fondos marinos, conchas de erizos bajo el polvo de tus
caminos. Roca, piedra con luz engendrada, desgajada para llevar hebras de los
remotos soles que escondes allí donde una llama amparar pudiera…ya en vagonetas
desciendes a debilitarte en pedazos condenada al infierno que el carbón y el
agua alimentan.
Carbonato de calcio, CaC03 es tu gris divisa, ahora sólo
queda ya tu ósea entraña de cal viva. Óxido de calcio ( Ca0 ), aparente ceniciento
muerto despojo , ave Fénix, reactiva
fuerza a la espera del milagro.
Carburo de calcio.
Diste nombre a la fábrica y al pueblo levantado sobre su
memoria en la Gorgocha anegada. Allí, de
su vientre candente preñado de descomunales tormentas secas en un imaginado infierno,
cal y antracita reaccionando químicamente obran la estructura de tu magia. Allí
fluyes, fabril magma, en interminables
coladas como cestas de frutos maduros, allí retienes al hombre para acogerte, por
un salario, con sus pesadas cadenas de trabajo.
Allí, en La Peña, ya frío, cristalino e inorgánico ( CaC2
), como venido de un árido planeta esperabas las gotas que calmaran la sed de
tu piel. Agua como fuente de energía, carburo de la cal, cal de la roca, roca
del agua…carburo y agua liberando gas acetileno ( C2H2 )…y de nuevo el fuego en
memoria de aquellos arcanos soles para librar al hombre, al menos, de algunas de
sus pasadas sombras.
Tímida enseña amarillo-naranja fue tu llama altiva
perforando duras oscuridades. Pero apenas pudiste vencer el olvido…sólo de ti
hoy nos quedan vagos recuerdos, las huellas que tu paso dejó y algunos edificios
donde se fraguó, día y noche, tu acumulada y misteriosa energía ambulante.