Quizá tornarán tiempos de alquitrán goteando viscosos sus días,
de
ansiedades de yeso estallando contra abrasadas incertidumbres,
del
plomo del miedo lastrando la sangre en sus caminos tan ajenos,
de
filos acerados coagulando de grana nuestras rosas de invierno,
del
marchitarnos desde dentro sin el consuelo de las heroicas derrotas,
de
mazas de bata blanca con su veredicto de amar y temer a un tiempo,
del
amar, y un temor sangre de la sangre de las mismas tripas del dolor…
y
un vértigo negro trepará tenaz por nuestros troncos de savias abatidas.
Quizá
volverán con su veredicto atroz las
oscuras golondrinas,
en
nuestros ojos sus augurios negros y lágrimas ocultas a colgar,
y
otra vez habitarán los viejos túneles de insomnes noches sin luna,
y
con su alas libres, así son los miedos rota ya su nube, llamarán…
y
su amenaza suspendida en el aire certera esperará anidar en tu pelo.
Quizá
volverán después las tupidas madreselvas hacia cumbres luminosas,
pétalos
de un amarillo ácido sobre celestes fundiendo en esperanza,
y
otra vez a la tarde, aún más hermosa y soleada tarde enamorada,
sus
flores de nuevo, pertinaz osadía, abrirán...fragancias y sosiegos…
abrirán
a la noche sus ventanas, al día sus caminos adelante por andar.
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