7/5/24

RESTOS DE PODA.

 





Asumiendo con cierta naturalidad pretendida su asombro inesperado,

ante una inquietante ecuación azul de límites y silencios por confesar…

en un alarde de inmadurez sobrevenida al dictado de su atrevimiento,

desafiante a la existencia del tiempo le escribió palabras con trazas de amor …

 Y así se decía en su carta sin dirección :     

Tanteando torpemente , sincero e imprudente , este mi exceso si lo fuera,

querer y no querer decirte  sobre este  querer más de lo que tal vez quisiera,

dónde los límites de lo académico , las aristas de  lo incorrecto , las áreas de lo tolerable ?

A tus pies dejo ya este  pesado  fardo de silencios tantas veces ordenados en vano,

silencios rompiendo su pompa en su nada perfecta  que se estremecen antes de estallar en estas palabras.  

Palabras para decirte de inevitables vacíos agridulces en el estómago por tu miel y mi hiel desconcertada,

confesarte mil  presentimientos con tu nombre, absurdos y persistentes como el rencor,

agradecerte una perpleja pasión amaestrada , un ansia de libertad cotidiana , un desorden vigilado,

mancharte las manos con este mi abigarrado corazón  de barro fresco , crecido como una jarra en manos del alfarero por cómo te he soñado para acogerte sin apreturas ni conflictos,

cambiar mi vergüenza por el alfiler de tu sonrisa , mi confesión por tu indiferencia en esta apenas armonía imaginada.

Quedo a mi repleta vida adiestrada en el cumplimiento de cotidianas expectativas,

al amparo de un sagrado orden conseguido , con mi bruñida coraza de compromisos apenas oxidados,

en mis explorados  paraísos de andar por casa a resguardo de la intemperie donde también se intuye la vida,

trivializando el icono que yo sólo y por mi cuenta hice de ti con cargo a mis anhelos , carencias y frustraciones,

descargando solitaria y clandestina mi fina lluvia de cariño sobre este tu terreno acotado , tan permeable a la vida y tan hermoso.

Vapor de agua , sólo es eso , ejerciendo su presión sobre esta máquina  que parece correr desbocada y a destiempo entre campos de ternura.

La ola llegó con su espuma , la aliaga trajo su flor, el cielo no olvidó su firmamento,

el amor su inquietud, la rutina quebrada con su golpe de asombro, la inocencia del brazo de su sombra de culpa…

Inquietud, asombro e inocencia cuando miraba su firmamento donde, confuso, sin ella saberlo, la había colocado.

Todo permaneció en orden bajo esa luz irrenunciable y precavida, a una distancia convenientemente insalvable de su presente.


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