Esculpieron tu asombrado gesto con su orden de
piedra ancestral
montañeses de tasca y piel por igual, tierra y brazos
de igual a igual,
eras lugar de lugares, cada uno un titán granando el
pan azul de tus días…
Sobrepuerto, nabata contra corriente entre
crestas anunciando amanecidas,
soñando alcanzar tu costa dorada con batanes, molinos
y rondas aguerridas,
nada de la vida te era ajeno… mejorar lo recibido,
olvidar parte de lo aprendido,
y transmitir lo comprendido a los ángeles que a tu
amparo se fueron posando…
en el valor de maestras de pechos de nido, en caderas
maternas de Casas abiertas,
en el alda altiva con primor mil veces remendada de
tus laderas y solanas.
Sobrepuerto, piedra dispuesta por tus manos para
amparo en los caminos,
contener bancales bajo el
pulso del tiempo con sus nubes y sus días,
esponjarse en tosca empapada de palabra y humo de un
mismo fuego,
extenderse rendida a tus pies en eras y salas bajo
trillos y alegrías,
y escamar tus tejado temerosos y enamorados del
vértigo del mirar del cielo…
Domesticaste una pizca de mundo, diminuta e
inmensa, para un porvenir compartido,
y fuiste castillo inexpugnable de puertos abiertos y
linajes de andar por casa,
orgullo interminable de cabañeras hacia el tenaz
atardecer del llano,
y todo en ti tubo su nombre en la gran pila caliza
donde todo lo nombrado existe,
y los días y las noches fueron trayendo sus esencias
de musgo y de piedras calcinadas…
Sobrepuerto, manos de enebro conquistando su amparo tras sus rompeolas
donde baten oleajes de fieros horizontes…
Aprendiste tu soledad en el silencio de los primeros
abrazos exprimiendo ausencias,
comprendiste el desconcierto tras el aullar del canto
de las sirenas fabriles,
y desamparado por el veredicto de las corbatas
susurrando brillantes porvenires
vaciaste tu coraje sobre todo lo que eras y marchaste
en mil maletas sin mirar atrás…
la montaña ,en tus ojos , rendía altiva su derrota
clandestina y cruel.
Marcharon dejando su estela, fugaz o
tenaz, de esperanza y dolor en pañuelos al viento…
o consolando sus ojos en tus puertos tan ajenos
a la mar .
Y en el nuevo paisaje de la natural ambición aceptaron
su pena, trabajos y recompensas …
pero nunca olvidaron porque amaron,
y desde allí donde ahora son el nuevo orden construido de sus días
muchos en silencio te habitan...
paisaje que clama su silencio de esquilas,
vivo en corazones dispersos crecidos por acogerte…
país donde hoy nos recreamos soñándote
como cuando cogíamos, allí tan arriba,
tus estrellas con la mano.
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