Para recoger de la
zarza, con cuidado, prietos racimos de letras - con los negros mi tía escribía
mermelada - que no permiten esperas,
o arañones que borrachos de
cercanías nos diluyan en su espirituosas sangres festivas.
Para libar esencias del color
de la semilla de boj, de musgos de resistencia, de espejos celestes o del
turbio poso que dejan las tormentas.
Para rescatar, -lo visible
como ejemplo de lo real-, para ti fósiles marinos del polvo de mis días, y ecos
de lenguas minorizadas por veredicto de las corbatas.
Para esto escribo mis
caminos hasta llegar a este recóndito cruce, cita a ciegas a salvo de nuestra
propia mirada,
aquí quizá resuene tu pecho,
pretenciosa música que llamamos poesía, de certeras armonías…o al
menos algo en ti salve mi letra de canción desconcertada.
Palabra justa y
multicolor, transversal, trascendente a vuelo raso para un nosotros compartido,
palabras al servicio de
supuestas verdades de la mano de otras pequeñas verdades de cuento inventado.
Palabras enraizadas de plaza
y taberna ¿ Acaso cada espacio no merece
su música ?,
palabra para llenar tu
silencio si te escuchas…, anegar lo que es peor que el silencio, silencio que
también es música…
Por eso te escribo poemarios
de la señorita Pepis o coreografías de masas –En mi pueblo con un trío en el escenario
interpretamos sincronías de armonías - .
O te susurro palabras
de bohemia para juntos desvelarnos misterios…
o decirnos nuestra mirada
asombrada,
o desvelarnos a la luz del
relámpago de la vida para cegarnos de esperanza,
o simplemente darnos la mano
en un mismo pulso contra el frío opaco que a veces se impone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario