No
cotiza al alza en mí la nostalgia,
ni apenas
recojo del tiempo, oportuno,
el
beneficio de la auto-complacencia que
triunfal
pudiera obtener con mis recuerdos.
Pero
si me paro a resolver incógnitas y echar cuentas
el resultado
en el ser es un azorado balance en positivo.
Esta
escueta rentabilidad variable de mi
memoria,
no obstante, me ayuda
a
no ver todavía amortizados mis días,
y
así continuar asumiendo ciertos
riesgos
mecido en los asombrosos picos
y
valles del dulce vaivén de mis idas y venidas.
Llegará
el día en se impondrá el peso acumulado del tiempo,
tiempo
ciego, con su ley inmutable y su imperturbable balanza,
extraña
y desigual justicia de mil incertidumbres y una certeza.
Olvidando
plazos y vencimientos a la vista lo que quede viviremos…
resistir
será nuestra victoria resignada y falaz creyendo poder vengarnos
del
tiempo, matándolo en el provecho de nuestras horas…
Así
hasta el último balance y por qué no, pasar página en un tan codiciado suma y
sigue.
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