4/4/24

PARÁBOLA DE LA PRODIGIOSA RANA Y EL SOSIEGO.

 







Un tiempo voraz como la hiedra toma mi balcón,

atalaya de frontera donde como vigía observo…

Es la ciudad que avanza recortando horizontes,

incrostándose más allá del arrebato de sus campanas.

 

Me vienen al recuerdo nanas de grillos,

autillos escondidos delatando al silencio,

días como espigas, noches menta y plata…

tierra y calle libertaria, mis hijos en la plaza.

 

Ahora un zumbido ácido asciende azuzando el aire,

es el nuevo silencio de nuevos rumores asediado…

Es la industria que avanza tañendo lubricados sus metales,

marcando el tempo del nuevo compás a contra-tiempo.

 

 

 

Pero el misterio en su reducto contra todo pronóstico persiste,

locas gritan, ranas imprevistas, su canto clandestino y verde.

En un hoyo, despojada la tierra, habitó la nube que amamantó al junco,

y hoy es su ronca ternura de rana victorioso recitar del poema de su croar.

 

Croan desde su última orilla bajo diminutas naves rumbo a París,

rumor de trinchera, rima, ritmo, metáfora, intensidad, efímera escombrera.

Yo desde mi atalaya componer quisiera verdinegras serenatas…

de noche serena y pan de rana ondeando banderas en mugas de esperanza.

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